Recientemente el ataque de un lobo marino contra un turista coreano en plena Feria Fluvial de Valdivia, volvió a encender las alarmas sobre la presencia cada vez más numerosa de estos animales en el reconocido punto de atracción turística de la capital de Los Ríos.
La persona asiática resultó con serias lesiones en una de sus manos, debido a que se acercó más de lo recomendado a estos animales; una precaución que los valdivianos y locatarios de este recinto tienen bien aprendida.
Pero no así quienes visitan Valdivia y se encuentran de pronto muy cerca con los enormes lobos marinos que están acostumbrados a alimentarse de los restos de pescados que encuentran a su libre disposición en el lugar.
Ataques, destrucción de locales comerciales, inconvenientes de acceso para personas con problemas de movilidad, son sólo algunas de las situaciones que se han verificado en el último tiempo.
Las autoridades y locatarios buscan soluciones colaborativas frente a esta situación, como campañas informativas y el diseño de nuevas cercas, para coexistir con estos animales silvestres y proteger tanto a las personas como a los propios lobos marinos.
De una u otra forma los animales han saltado las cercas para robar el pescado de los puestos y dañar la estructura de los locales, causando pérdidas económicas a los comerciantes.
Por lo mismo, la municipalidad y Sernapesca instalaron señalética para informar a turistas y locatarios sobre la importancia de no alimentar a los lobos marinos y mantener la distancia con ellos, ya que son animales salvajes.
La discusión una vez más está puesta sobre la mesa.
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Verónica Lovera, presidenta del Consejo Comunal de la Discapacidad de Valdivia presentó una de las aristas de esta problemática en conversación con Grupo DiarioSur.
Señala que los lobos marinos interrumpen el desplazamiento de las personas diariamente, lo que se complica más en el caso de quienes tienen problemas de movilidad.
“Si no logramos desplazarnos rápidamente, obviamente que vamos a ser quizás atacados por uno de estos lobitos. Si una persona joven no puede evitarlos, mucho menos nosotros que no tenemos las condiciones para correr”, indica.
“Como valdivianos ya no podemos disfrutar de esta parte de la costanera. No nos podemos desplazar por estos lugares. Entonces, ¿qué les espera a los turistas? ¿que nos vengan a ver y sufran graves accidentes como el que sufrió hace más de 15 días un turista extranjero? Eso nos dolió mucho”, reitera.
Lovera declaró que es necesario un trabajo conjunto con las autoridades y los defensores de los animales. “No dejemos de dialogar para sacar algo para Valdivia, tengamos educación sobre todo, porque todo esto nos dificulta a nosotros como personas con discapacidad. Si tuviéramos otra mirada, más consciente, este mundo y esta ciudad serían diferentes”.
Quien sabe de esta realidad es María Eugenia Soto, presidenta del Sindicato N°2 Independiente de la Feria Fluvial de Valdivia. Ella día a día convive con esta situación y señala que son casos graves. Pasan las administraciones y no hay una solución real y definitiva.
Hoy en día -indica- hay tres locatarios acusados de maltrato animal por tratar de espantar a los lobos y sacarlos del lugar por donde transita el público.
“¿Y quién nos responde a nosotros por la mercadería que los lobos se comen? ¿Quién les responde a la gente cuando los muerde el lobo y resulta que quedan heridos, llegan al hospital, están tres meses con las heridas? ¿Quién responde a eso? Hoy día ni siquiera el adulto mayor o las personas con discapacidades pueden salir a pasear a nuestra costanera a la feria por miedo a que el lobo los muerda. Eso no puede seguir ocurriendo aquí en Valdivia, eso es imposible que siga ocurriendo”, dice con énfasis.
La dirigenta agrega que enfrentará el problema aunque se encuentra con la oposición de los defensores de los animales. “Si hay un nuevo ataque ellos deberán responder. Si nos demandan, tendrán que responder por la mercadería que nos roban o a los socios que son mordidos por los lobos”.
“Aquí tienen que hacerse responsables, el gobierno, Sernapesca, los marinos, la municipalidad, todos los que tengan que ver con el tema... Estamos esperando una reunión con las autoridades, porque alguien tiene que decirnos qué van a hacer. Nosotros no podemos sacar a los lobos, eso es imposible, ¿qué vamos a hacer? ¿qué va a hacer el gobierno y las autoridades respecto a ese tema? ¿el municipio?”, sentencia.
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Desde el punto de vista turístico, analizó la problemática Sergio Salgado López, presidente de la Agrupación de Guías Fluviales de Valdivia, quien indica a Grupo DiarioSur que la cada vez mayor presencia de los lobos marinos en las calles y veredas es un problema grave porque los turistas se acercan mucho a los animales.
“La gente no entiende que estos son animales salvajes. Tenemos que ponerle coto a este asunto luego. Ya sea levantando unas rejas más fuertes, más firmes en toda la costanera para que estos animales no puedan salir a la calle. Son aproximadamente 40 ejemplares que están entre el río y la calle”, asevera.
Este es un peligro de noche y de día -dice Salgado- pero se muestra escéptico ante una posible solución. “Sé que las autoridades están preocupadas, sobre todo después de lo que pasó con este turista asiático, pero no sé si en realidad irán a tomar alguna medida, algo que conlleve a que estos animales no salgan a la calle. Esto no es de ahora”.
Para el presidente de los guías turísticos, siempre han dicho que van a tratar de que estos animales sean controlados. “Ahora están entrando al santuario de la naturaleza, a cazar. Y eso también es problemático, se lo planteamos a la Conaf, pero nos dijeron que no pueden hacer nada, porque son muchos los recursos necesarios para sacar a estos animales de ahí”.

Mientras disfrutaba de la belleza de la costanera valdiviana, la turista María Carolina Oyarzún, se sorprendió con la presencia tan cercana de los lobos marinos. “Soy una persona mayor de 85 años, tengo que andar en el brazo de alguien porque si no me da miedo caerme. Los lobos son un problema de hartos años. Cuando he venido siempre están. Años atrás no era así”.
“Sola no podría andar por este lugar, menos si se me acerca un lobo. Nací y me crié aquí, ahora vivo en Santiago, pero yo siempre vuelvo a mi ciudad natal”, dice.
La locataria de la Feria Fluvial, Carol Soto, recalca que los lobos han causado destrozos en puestos del recinto, por lo que es difícil trabajar en el lugar, pese a que tratan de acostumbrarse.
“Prácticamente nos están invadiendo el espacio de trabajo. Tenemos que estar todo el tiempo a la defensiva, preocupados de que no nos roben la mercadería... Creo que estamos abandonados en ese tema porque acá han mordido a personas y nadie responde. Cada uno tuvo que hacerse cargo de sus costos”, comenta.
Consultada por si tienen protección ante esta situación, dice que no tienen nada y así ha sido por años. “Quizás las autoridades lo ven como algo turístico, por lo mismo aquí tienen instalados unos flotantes para ello y de ahí comenzaron ellos a quedarse en una vida sedentaria que no es la de los lobos. Ahora estamos invadidos y necesitamos que las autoridades hagan algo, porque es harta la mercadería que a veces se pierde cuando los lobos atacan”.
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